¿Por qué fracasan los países?
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Por Enrique Martínez y Morales
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Me sorprendió gratamente, como economista, el anuncio reciente del nombre de los ganadores del Premio Nobel de Economía: el turco Daron Acemoglu y el británico James A. Robinson. Ambos profesores de economía, el primero del MIT y el segundo de Harvard.
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Y el premio lo recibieron por un libro que yo leí hace 13 años, en cuyo título se infiere su contenido: “¿Por qué fracasan los países?”. El texto comienza describiendo las diferencias económicas que existen entre dos ciudades conurbadas, Nogales, Arizona y Nogales, Sonora.
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Con esa comparación echan por la borda las teorías explicativas tradicionales de por qué unas naciones son exitosas y otras no. La geográfica, que condena a los países localizados entre los trópicos a ser más pobres por razones de calidad de los suelos y por el calor; la cultural, que asigna una mayor eficiencia a las naciones con ciertos rasgos culturales y religiones, como la protestante; y la étnica, que otorga una mayor inteligencia y laboriosidad a ciertas razas.
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En el caso de los Nogales, a pesar de que están en distintos países, se localizan sobre el mismo paralelo geográfico, la cultura es prácticamente igual y la mayor parte de sus pobladores cuentan con la misma ascendencia genética. Entonces… ¿Por qué tanta diferencia? La respuesta es una: por las instituciones.
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El inicio del diferencial entre las instituciones no es reciente. En la óptica de los autores se remonta a épocas de la conquista y la colonización. Y en efecto, las diferencias son abrumadoras: Estados Unidos se formó con familias que llegaron a colonizar, con la intención de vivir ahí; la Nueva España, con militares y ex presidiaros, varones principalmente, que vinieron en busca de oro con la intención de regresar. Allá, se delimitaron las regiones con los nativos y se buscó comerciar con ellos; acá, se forzó un mestizaje y se promovió un vasallaje lacerante.
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En el vecino del norte se establecieron instituciones inclusivas que buscaban la prosperidad en el largo plazo, basadas en la democracia y el respeto a los derechos humanos y al estado de derecho, y éstas generaron los incentivos correctos para promover el emprendimiento, el desarrollo tecnológico y una educación generalizada.
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En nuestro país, así como en el resto de América Latina, se formalizaron instituciones extractivas, basadas en el lucro inmediato, con un sistema político colonial autoritario primero, de inestabilidad política después y dictatorial durante tres décadas, con base en el caudillismo y las relaciones personales.
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La ratificación de las teorías de los galardonados nos ayuda a entender la raíz de los problemas de los países latinoamericanos. Así que ya sabemos, instituciones sólidas y fuertes son la receta para lograr la prosperidad y el anhelado crecimiento económico justo y equitativo para todos.